Parte del bosque Prohibido

-Pues... eso que la magia se detecta sobre los diez años.
*Suspiro*
-Es curioso eso de que fue auror, aunque después acabará por donde no debía.

*Lo miro seria*
-Está todo en orden. Y ya sabes que para eso tiene que enfrentarse al cuerpo de aurores y a mucha más gente. Pero de momento está solo.
*Sonrío y miro al interior del bosque*
-Reconozco que mi primer año en Hogwarts acabé en una sala de castigos.

*Miro al suelo*
-Tranquilo, es posible que esté siguiendo nuestra pista para saber donde está la varita.
"Si la varita la tiene el mago más poderoso de todos los tiempos, no corre ningún peligro. Esto de hacer promesas cuesta bastante"

-Vaya... eso te lo puedo contar. Cada varita, como ya sabes, tiene un núcleo, cada varita sólo puede dar otra con mismo núcleo. En este caso pluma de Fénix. Tom compró la primera y su gemela estuvo esperándote. No hay explicación alguna para que la varita gemela te eligiera.
*Me muerdo el labio pensativa*
-Cosas de varitas.
*Le sonrío*

-El problema es que ahora eres un obstaculo para él e intentará eliminarte.
"¿Se lo digo?"
*Cambio el peso a la otra pierna*

*Cierro los ojos para repasar los archivos de criminales que hay en el departamento de aurores*
-Es... es posible.
*Abro los ojos*
-Pero no estoy segura.

*Examino la cicatriz*
-Es probable que si hubiese estado por allí. No recuerdo bien los archivos.
"Vaya... parece que estuviera recién echa"
-¿Estás seguro de que es esta cicatriz?

-Me parece increible que siendo auror no sepas que esa es la única maldición de la que no puedes protegerte. Sólo puedes apartarte del rayo... o en el caso del resto de los magos.
*Comienzo a caminar*
-¿Vienes?

-Bueno... el profesor Dumbledore nos solía explicar a algunos alumnos que... bueno.
*Río entre dientes*
-Hay una magia que ni siquiera los mejores magos pueden superar. El amor.
*Llegamos a un lugar donde un hay un árbol caido con restos de madera por todas partes. Me siento en el árbol caido*

*Lo miro*
-Tal vez, tu madre intentó protegeros.
*Agacho la cabeza*
-Y una escuela así... bueno, esa no es forma de motivar. Aunque yo saqué pociones porque me picaba con el profesor. Pero siempre nos trataban con respeto, en especial Dumbledore. Si estabas en la enfermería iba a visitarte, y suele tararear una canción con un zumbido muy raro... como si fuera un abejorro.
*Lo miro*
-Por eso he conseguido un puesto de profesora en el colegio.
*Sonrío*

*Observo como mira la varita*
-La verdad es que nosotros más bien enseñamos a los alumnos a defenderse de lo que vosotros enseñais. El profesor que se juviló de Defensa Contra Las Artes Oscuras pidió permiso para usar con nosotros la imperius y... aprendimos a resistirnos. Aunque yo no lo hice del todo.
*Hago una mueca graciosa por el recuerdo*
-Me rompí una pierna en el intento. Tenía que saltar de su mesa...

*Miro a mi alrededor*
-Sólo por esta vez.
*Señalo al gorrión con la cabeza*
-Adelante.